SOBRE EL DESPERTAR Y LA PORFIADA MEMORIA
Chile: medio siglo de violación a los derechos
humanos.
Prof.
Aníbal Ortizpozo
“…
hace ya treinta años que la Concertación de
Partidos por la Democracia, volviendo la espalda a sus
principios históricos, comenzó a administrar la herencia
pinochetista con ortodoxa eficiencia neoliberal.”
¿No habremos esperado demasiado?
Partidos por la Democracia, volviendo la espalda a sus
principios históricos, comenzó a administrar la herencia
pinochetista con ortodoxa eficiencia neoliberal.”
¿No habremos esperado demasiado?
Gabriel Salazar
La sabiduría, el poder de nuestros pueblos,
especialmente los originarios, radica en su silencio consensuado, su porfiada
memoria y un perdón sin olvido. Desde afuera se ven como pueblos dormidos,
derrotados. Sin embargo, inmóviles, resisten estoicos los abusos, las
agresiones, las mentiras y promesas, el robo descarado de la corrupción, la burocracia,
la ineficiencia, en general la injusticia social, la cual los gobernantes la
presentan como “crisis económica”, disfrazándola de “medidas necesarias, urgentes”
donde abundan las sugerencias del FMI con sus llamados “a apretarse el cinturón”
reduciendo o eliminando los programas
sociales de los gobiernos.
Pueden trascurrir años, muchos años, hasta que un día
cualquiera sin previo aviso, irrumpen indignados, como volcanes o terremotos, los
“reventones sociales” encabezados por los más jóvenes, para decir “¡basta!”, total,
ellos no tienen nada que perder; no tienen, trabajo ni recursos económicos para
estudiar, a menos que se arriesguen a endeudarse de por vida.
Así de simple, ese día llegó en Chile el 18 de
octubre del 2019, calificado ampliamente en los medios de comunicación y redes sociales, como “Chile despertó” para
ejercer el derecho legítimo a protestar masiva y pacíficamente (también los hay
quienes perdieron la paciencia y piensan “no más piedras contra fusiles” o “lo
que igual no es trampa” buscando las armas para enfrentarse con los militares y
policías). Pacos (Carabineros) que en aproximadamente cinco meses, ya tienen un
abultado prontuario de heridos, a balines y perdigonazos, contaminados con
aguas tóxicas, jóvenes con ojos, reventados por disparos a “quema ropa” de
bombas lacrimógenas, mujeres, estudiantes, niños, adolescentes violadas(dos),
muertos por carabineros y miles privados de su libertad.
Se acabó entonces ese oasis, el paraíso suramericano
y no por decreto del Vaticano. Se vino abajo ese castillo de naipes del diálogo
político corrupto; tampoco ya son las ideologías políticas, lo que moviliza y
propulsa las protestas. Eso de “izquierdas y derechas” ya no le importa a una
multitud enardecida, abandonan sus banderas partidarias, las que ya no se ven
en fotografías ni vídeos. Han tomado la calle para terminar con un monstruo
poderoso: el sistema económico neoliberal y sus leyes que privatizan todo,
violando los más elementales derechos humanos. Leyes y reglamentos que en Chile
están amparadas por la írrita e ilegal Constitución, hija de una dictadura
sangrienta y vigente desde hace 30 años, creada y negociada con su autor el
criminal dictador Augusto Pinochet y su equipo, para que se permitiera la consulta
plebiscitaria, (que pierde) estableciéndose “que se vaya el dictador”,…….desde luego… a la
vista y paciencia de todos, no se fue, se quedó en el poder, con una nueva
constitución bajo el brazo, que protegía sus crímenes y corrupción, ejerciendo
el cargo de General en Jefe del Ejército, Senador Vitalicio y héroe que “nos
salvó del comunismo”.
Estupor: se va el dictador, sin irse. Muchos
chilenos regresaron al país porque supuestamente “volvió la democracia”, los
que dudamos que así fuera, no regresamos. Recuerdo, como anécdota personal, que
ofrecía una entrevista a una televisora del Perú, con motivo de una exposición
en el Museo de Arte Contemporáneo del Cusco, de pronto, Manuel Jibaja, destacado
artista plástico, conductor/ director del programa, me sorprende estando el programa al aire: “Aníbal, y ahora que
murió Pinochet, ¿qué va a cambiar en Chile?,
sin pensarlo mucho, mi respuesta más que profética, fue realista: “Nada
cambiará mientras los crímenes de lesa humanidad sigan impunes y esté vigente
la “Constitución Pinochetista” que él instauró. Este “muerto de mierda” -como
lo definió Mario Benedetti-, que ya estaba muerto en vida, es además un “muerto
de mierda” que se va sin castigo. Seguiremos luchando y apostaremos porque la
muerte de este asesino y sus cómplices en la oligarquía chilena, no le gane a
la justicia por los crímenes de lesa humanidad cometidos.
Por favor, no nos
engañemos, no se ha cerrado un capítulo con la muerte de este violador de los
derechos humanos, porque la derecha fascista en Chile no es la que ha muerto.
Que las celebraciones por su muerte sin honor, no se conviertan en perdón y
olvido. Chile no cambiará automáticamente, no habrá reconciliación ni
reencuentros entre los chilenos, mientras el legado de muerte del Dictador se
mantenga impune y no se sigan los procesos a los responsables que aún están vivos.”,
y así
ha sido.
Por otra parte, lo paradójico es que previo al
plebiscito, se había creado la llamada “Concertación de Partidos por la
Democracia” que incluyó partidos de la Unidad Popular, golpistas de la Democracia Cristiana, más los
renegados que traicionaron el pensamiento y proyecto socialista de Allende. La
Concertación impuso los “gobiernos democráticos” de la llamada post dictadura…donde,
increíblemente los presidentes que
gobernaron Chile: Patricio Aylwin, Eduardo Frei(hijo), Ricardo Lagos, Michelle
Bachelet y Sebastián Piñera en más de 30
años, legitimaron, la Constitución pinochetista, profundizando la economía
neoliberal de la dictadura y sus empresas nacionales y transnacionales. Respaldados en la Constitución privatizaron
todo, hasta el agua, (Seguro Social con las AFP, educación, servicios públicos,
etc.)… La trampa, el anzuelo fue otorgar tarjetas de créditos “para tutilimundi”,
tuvieran o no tuvieran con qué pagar las cuotas de sus gastos.
Hoy día, en un acto de retoma de conciencia, el pueblo chileno, ha entendido
que no puede seguir así endeudado y endeudándose... usando la tarjetita de
plástico en la compras de los mercados diarios o hasta para comerse una “sopaipilla”
con kétchup, antes o después del trabajo, como lo he visto tristemente, en las calles de Santiago.
La lucha por una nueva Constitución para Chile es
sin duda, un fuerte desafío revolucionario, que en primer lugar es cultural y
prolongado, donde no basta sólo con indignarse, salir y permanecer en las
calles con protestas pacíficas permanentes, aunque se haya alcanzado más de un
millón y medio de manifestantes.
Es público y notorio, que estos movimientos y
protestas han sido propulsados sin líderes visibles, ni dirigentes de partido
político alguno y han sido sometidos a una represión inclemente por parte del
Gobierno y sus instituciones policiales con modernos equipos de control.
Incluso, los organismos del Estado, crearon acciones
encubiertas, autoatentados, saqueos, violencia y destrucción contra bienes
públicos materiales (metro, edificios etc.) para culpar al pueblo y para
justificar la sangrienta represión. El gobierno fortalece a la policía, intenta
militarizar el país con la excusa de velar por la seguridad de los edificios públicos
del estado, implementa leyes absurdas específicamente contra cualquier tipo de
manifestación pública, garantizándole la impunidad a los agresores, incluso
felicitándoles por su “sacrificada” actuación durante las protestas.
…..A pesar
de todo esto, las marchas, protestas y manifestaciones continuaron, incluso con
mayor intensidad, finalmente, el
gobierno asustado cambia algunos ministros (entre ellos el Ministro del
Interior) y de forma oportunista, pide perdón públicamente e implementa junto
al poder político parlamentario el
llamado “Acuerdo de paz” donde participan senadores y diputados estableciendo
condiciones que son aceptadas por ellos, como: la realización de un PLEBISCITO CONSTITUCIONAL.
Pero, este “acuerdo” está condicionado: fija el
porcentaje de participación de parlamentarios a un 50%; cambia el término de
Asamblea Constituyente por “Convención Constituyente”; mantiene el sistema
electoral vigente; permite las propuestas realizadas desde la Presidencia de la
república y limita la consulta al “Aprueba”
o “Rechaza” una nueva Constitución para el país; establece el calendario
para la realización del Plebiscito, el 26 de ABRIL del 2020; (hoy postergado
por la cuarentena COVID19, supuestamente para fines de año).
Naturalmente el pueblo chileno que masivamente continuaba
en la calle protestando y organizándose en agrupaciones territoriales, colectivos,
asambleas municipales, si bien es cierto, que votaría por una Nueva
Constitución, rechaza en forma rotunda las condiciones establecidas por el
poder político, que en realidad lo que planifica es redactar una “Reforma Constitucional”
que le permita mantenerse en el poder, sin cambiar el sistema económico neoliberal
chileno.
La postergación del plebiscito sobreviene cuando
cae sobre el planeta una ola de pánico creada por las medidas tomadas ante la
presencia del COVID19, que son
consideradas exageradas y contraproducentes, al calificarse el virus, como una
“pandemia”. Lo cual ha sido bien aprovechado por el gobierno para ganar tiempo,
aislar a los ciudadanos confinándolos en sus casas y terminar con las protestas
y organizaciones comunitarias, a quienes sólo les quedan las redes sociales en
internet, donde la lucha continúa.
El pueblo chileno permanece en la incertidumbre y
debatiéndose en el quehacer político plebiscitario, entre la aprobación, el rechazo
o la abstención. Amanecerá y veremos.
Nota:
Para seguir el hilo, lea:
“¿MEDIDAS
DESPROPORCIONADAS Y CONTRAPRODUCENTES?”
Chile: virus mediatizado y pérdida de las libertades políticas básicas.
Chile: virus mediatizado y pérdida de las libertades políticas básicas.
del Prof. Aníbal Ortizpozo
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