Las noticias sobre derrumbes en los socavones de minas distribuídas por todo el mundo se han vuelto recurrentes, no sabemos si es porque de veras han aumentado (con notable frecuencia en China), por lo trágico de sus consecuencias, con decenas de mineros muertos (normalmente no se sabe de heridos), o porque, dentro del esquema de la guerra mediática que no deja nada al azar, sirve para algun objetivo inconfesable, entre los que se podría mencionar la tapadera de otras noticias igualmente trágicas pero "políticamente inconvenientes"
La epopeya de los 33 mineros atrapados adquiere características particulares al no haber víctimas fatales, la profundidad del refugio "especialmente acondicionado para este tipo de emergencias" donde lograron refugiarse, el milagro de su supervivencia y, en último término, la entereza y organización demostrada por los que muchos, convenientemente azuzados por los medios, consideran héroes (incluyendo al Presidente Piñera).
Cabe señalar que Chile ha sido, y sigue siendo, un país minero y marítimo, disciplinas ambas que exigen organización y compañerismo, pero sobre todo, acción colectiva y solidaridad como sistemas elementales de superviviencia. La faena lo exige y, el medio, en este caso el desierto y el socavón, lo vuelven imprescindible. Lo que impresiona, es la profundidad y el tiempo que se requiere para conseguir su rescate.
Como noticia y tema para sacarles el jugo, inmejorables, y el presidente de Chile y su combo mediático lo captaron desde sus comienzos. Así, el deseo elemental, obvio, expresado por el primer mandatario en sus primeras declaraciones, se convirtió en profético cuando aparecieron todos vivos e ilesos. Su anuncio triunfal y posterior conversación con los atrapados, noticia que los grandes medios se encargaron de difundir urbi et orbi. Después de todo, el triunvirato Colombia, Perú, Chile son la punta de lanza de la "avanzada democrática" que será el muro de contención a los afanes del chavismo et alias, y un contrapeso a ese Brasil con tasas de crecimiento imparables y una Argentina no menos amenazante.
Pero los mineros son tercos y no va a ser un accidente cualquiera, por muy profundo y mediático que sea, el que va a doblegar una combatividad centenaria forjada precisamente en esa pampa con tantas historias de lucha gremial y política en sus soledades.
Y éste es el resultado.
Publicado en: http://encontrarte.aporrea.org/
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