martes, 9 de agosto de 2011

IN MEMORIAM DE LOS POETAS FERNANDO LAMBERG Y GONZALO ROJAS







In memoriam/
Fernando Lamberg

La pintura detiene el tiempo.
En el árbol el hombre y la mujer siguen su unión.
Las hojas no caen.
La lluvia no llega.
Ningún temporal quebrará el horizonte.
Aquí el bien y el mal no alcanzan mayor edad.
El sitio puede ser una orilla del paraíso.
En todo caso un lugar distante del infierno.
Quien pudiera ingresar a ese mundo vegetal de la pintura
en que los deseos no duermen
Ni los verdes frutos maduran.


Poema escrito, para la pintura
“Homenaje a los habitante de los árboles”
obra de su compañero y
amigo el Pintor Ortizpozo, en Venezuela




Fernando Lamberg, Premio Casa de las Américas, poeta, ensayista y dramaturgo chileno, nació en Valparaíso el 7 de julio de 1928 y fallece el 20 de Febrero del 2011 en Caracas Venezuela donde residía desde 1976. Se autodefinía como un poeta “Rokhiano” aludiendo con ello, su admiración por el gran poeta chileno Pablo de Rokha.
Su obra poética, la conforman: Naturaleza artificial. Santiago, Chile, Ediciones Sucos, 1954/ Testimonio (1947-1948). Santiago, Chile, Ediciones Surcos, 1954 ./ El universo engañoso. Santiago, Chile, Ediciones Alerce, 1964 ./ Poemas australes. Santiago, Ediciones del Litoral, 1965./ Estrofas del jardín. Santiago, Chile, Ediciones SIDE, 1966. / La innumerable humanidad. Santiago, Chile, Ediciones SIDE, 1968. / Señoras y señores. Cuba, La habana, 1973. (Premio Casa de las Américas) / Hasta siempre, Valparaíso. Caracas, Venezuela: Ediciones Surcos, 1986. / Espera y Giros. Abril del 2005. / Versos Teatrales. Caracas, Venezuela: Editorial el Perro y la Rana, diciembre de 2006.


In memoriam / Gonzalo Rojas

Los días van tan rápidos

Los días van tan rápidos en la corriente oscura que toda salvación
se me reduce apenas a respirar profundo para que el aire dure en mis pulmones
una semana más, los días van tan rápidos
al invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar seguro
y me voy convirtiendo en un pescado más, con mis espinas.

Vuelvo a mi origen, voy hacia mi origen, no me espera
nadie allá, voy corriendo a la materna hondura
donde termina el hueso, me voy a mi semilla,
porque está escrito que esto se cumpla en las estrellas
y en el pobre gusano que soy, con mis semanas
y los meses gozosos que espero todavía.

Uno está aquí y no sabe que ya no está, dan ganas de reírse
de haber entrado en este juego delirante,
pero el espejo cruel te lo descifra un día
y palideces y haces como que no lo crees,
como que no lo escuchas, mi hermano, y es tu propio sollozo allá en el fondo.

Si eres mujer te pones la máscara más bella
para engañarte, si eres varón pones más duro
el esqueleto, pero por dentro es otra cosa,
y no hay nada, no hay nadie, sino tú mismo en esto:
así es que lo mejor es ver claro el peligro.

Estemos preparados. Quedémonos desnudos
con lo que somos, pero quememos, no pudramos
lo que somos. Ardamos. Respiremos
sin miedo. Despertemos a la gran realidad
de estar naciendo ahora, y en la última hora.
(De Contra la muerte, 1964)

El poeta chileno Gonzalo Rojas nacido en Lebú, Premio Cervantes 2003, falleció el 25 de abril del presente año a los 93 años. Galardonado con el Premio Nacional de Literatura Chile 1992 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 1992. Vivió en Venezuela exiliado desde el año 1975 al 79, donde publicó “Obscuro”.
Fue traducido a todas las grandes lenguas, entre los poemarios que conforman su obra «inconclusa» según él, figuran “Contra la muerte” (1964), “Críptico y otros poemas” (1978), “Transtierro” (1979), “Materia de testamento” (1988), “Desocupado lector” (1990) y “Las hermosas” (1991), “América es la casa y otros poemas” (1998) y “Del ocio sagrado” (2002)»



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