Los límites del fundamentalismo de mercado y las protestas estudiantiles
Alberto Koschützke: politólogo alemán, ex-director de Nueva Sociedad (1982-1993).
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Alberto Koschützke
El ciclo de manifestaciones abierto en Chile con las revueltas estudiantiles contribuyó a alentar un debate sobre el modelo de país construido en la posdictadura, el cual, pese a los indudables avances en varios terrenos, ha consolidado una profunda mercantilización de la vida social. Más allá de las demandas en materia de educación, derechos indígenas, medio ambiente o género, el carácter masivo de las protestas desarrolladas durante 2011 ha puesto al país frente a sí mismo, en un momento en el que el actual presidente ha profundizado la retórica promercado y gobierna como si fuera el director de “Chile S.A.”, y los ciudadanos, meros usuarios y consumidores. En resumen: la cultura política del país, que siempre optó por generar equilibrios y evitar conflictos sobre la base de una estructura autoritaria, se ve radicalmente cuestionada por las protestas masivas, entre las que destacan en particular las movilizaciones estudiantiles. Cualquier intento de los partidos políticos por ponerse a la cabeza de estos levantamientos es rechazado de cuajo, por ser considerado una clara instrumentalización de los reclamos (“el pueblo unido avanza sin partido”, dicen los movilizados). Más allá de las demandas concretas en materia de educación, derechos indígenas, medio ambiente, género–, el carácter masivo de las protestas manifiesta el abismo que separa a la sociedad civil de la política, así como la pérdida de credibilidad, de unión y de liderazgo que han experimentado los partidos, algo característico de las sociedades posdemocráticas. De pronto, Chile ha comenzado a moverse.
Alberto Koschützke: politólogo alemán, ex-director de Nueva Sociedad (1982-1993).
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