Ernesto Carmona
La legitimidad del sistema democrático chileno deja mucho que desear, según las cifras electorales oficiales. La atención de los grandes medios se concentró en los porcentajes de Piñera y Frei, pero se ocultaron otros datos relevantes de la muestra: a diferencia de los miembros europeos y desarrollados de verdad de la OCDE, el nuevo socio de la organización de los países ricos carece de una prensa diaria independiente; los chilenos creen cada vez menos en la política y en los partidos; en diciembre de 2009 votó menos gente que en el plebiscito de 1988 y el pinochetismo sin Pinochet sigue vivo y coleando.
Los hechos más relevantes en vísperas de las elecciones chilenas del domingo fueron la encuesta Mori (Sebastián Piñera 50,9% y Eduardo Frei 49,1%), la “proyección” del Centro de Estudios Públicos (CEP) del poderoso grupo económico Matte difundida el viernes pero hecha “extrapolando” datos recogidos Šen octubre de 2009 (Piñera 53,5% y Frei 46,5%) y la decisión de Marco Enríquez-Ominami (ME-O) de apoyar al candidato oficialista “para cerrarle el paso a la derecha”. La noticia sobre la “proyección” del CEP extrapolada con datos con 3 meses de envejecimiento se aludió en los medios como “la última encuesta”, pero más parece una acción publicitaria encubierta, pensada para violar hábilmente la prohibición de propaganda política vigente desde el viernes.
La derecha, que tiene a su favor todos los grandes medios chilenos y extranjeros como CNN, cree que la encuestas o cualquier sucedáneo influye en el ánimo de los votantes. La encuesta Mori preguntó ¿influyen las encuestas en el voto de la gente? La respuesta del 19% fue que nada, 32% poco, 29% algo, 16% mucho y 4% no respondió.
La encuesta, difundida el 13 por la socióloga Marta Lagos, informó que la intención de voto del 40,8% de 1.200 personas mayores de 18 años consultadas “cara a cara” entre el 1 y el 9 de enero se pronunció a favor de Piñera, 39,4% dijo que votará por Frei, 7% votará nulo o blanco y 12,8% no vota, no sabe o no responde. Dejando fuera la abstención, votos nulos y blancos (que suman 19,8%), Piñera alcanzaría una estrecha mayoría absoluta de 50,9% (más de la mitad + 1 voto) que exige la ley, con una mínima ventaja de 1,8%, equivalente a 124.869 votos. Como el 1,8% resulta inferior al margen de error de 3% de la muestra, el guarismo puede variar abajo o arriba.
La pelea será voto a voto y captar electores de ME-O es crucial para ambos candidatos, principalmente porque después de conocida la encuesta el joven político decidió apoyar a Frei. La muestra se cerró el 9 y no cubrió los estados de ánimo creados por el debate por TV, ni el impacto de la adhesión de ME-O, cuya votación en diciembre fue de 20,1 %.
Después de la primera vuelta se difundieron tres encuestas de escasa credibilidad, ninguna “cara a cara” y todas vinculadas a diarios de El Mercurio y universidades de extrema derecha. La encuestadora Mori anticipó al ganador en las elecciones 1993, 2000 y 2006, en tanto la socióloga Lagos acertó en las elecciones de 1988, 1989 y 2003 desde la encuestadora Cerc: en 2006 dieron 53% a Bachelet (obtuvo 53,5%) y 47% a Piñera (alcanzó 46,5%).
Medios sin independencia
La encuesta también demuestra que en Chile no existe prensa diaria independiente. Sólo 17% dice que El Mercurio (de Agustín Edwards) y La Nación (del Estado) son independientes, mientras 22% atribuye “independencia” a La Tercera (de Álvaro Saieh). La mitad de la población no sabe o no responde si los diarios son independientes o no, explicó la responsable de la encuesta. Dijo: “Todo lo anterior muestra que Chile está lejos de tener una prensa “independiente” a los ojos de la población y esto vale la pena consignarlo en el momento en que Chile entra a la OECD, para poder medir la evolución de este importante indicador del grado de desarrollo de un país, cual es contar con prensa independiente”.
La decisión de ME-O de “cerrarle el paso a la derecha” fue valorada por Frei, pero criticada por ciertas cúpulas de la Concertación que la estimaron tardía o soberbia, porque no lo aludió por su nombre sino como “el candidato que obtuvo el 29,6%” en diciembre (1.003.012 votos menos que los 3.056.526 de Piñera).
Los votos ME-O son ahora más anhelados que nunca. Según la encuesta Mori, el 44% de sus 1.396.655 sufragios se volcarán a Frei, 20% a Piñera, 21% serán nulo/blanco y 15% no sabe o no votará. En segunda vuelta siempre vota menos gente que en la primera y esta vez, según la encuesta, el nivel histórico de 3% de votos blancos/nulos se elevaría a 7%, con 3% proveniente de electores ME-O. La encuesta, terminada dos días antes del último debate por TV, se difundió horas antes que ME-O anunciara que votaría por Frei y dejaba en libertad a sus adherentes, de modo que no registra el impacto de esos hechos. Lagos dijo que para revertir sus pronósticos debería volcarse a Frei la mitad de los votos nulo/blanco de ME-O. Y eso equivale a 143.813 sufragios, 18.944 votos más que la frágil ventaja atribuida a Piñera en la encuesta.
Legitimidad democrática cuestionable
La legitimidad del sistema democrático chileno es endeble, según las cifras electorales oficiales históricas citadas por la encuesta. En el juego democrático participa sólo el 59% de la población mayor de 18 años. El futuro presidente será elegido por 6.937.519 electores de un total de 12.180.403 ciudadanos potencialmente aptos para votar (el 31% no se ha inscrito).
La inscripción electoral es voluntaria, en cambio el acto de votar es obligatorio y, en teoría, no sufragar amerita una sanción. Existen 3.895.217 ciudadanos habilitado para elegir que no quieren inscribirse, y a este grupo debería añadirse el 12,8% de abstención (1.038.114 personas), y luego, sumar aquellos 284.369 que votaron en blanco (85.014) o nulo (199.355), cuya postura crítica ante la política de cogollos nunca se toma en cuenta.
La suma de no inscritos, inscritos renuentes a votar y quienes votan blanco/nulo representan el 41% de la población chilena apta para elegir a su presidente (a). En números redondos, 4 de cada 10 chilenos no se interesan en el juego. La magnitud de la no participación se parece demasiado a las cifras que invoca la dictadura de Honduras cuando reivindica la “legitimidad” de su parodia electoral.
Los electores que en diciembre se abstuvieron de votar, más quienes votaron blanco/nulo ascendieron a 1.436.824, cifra parecida al codiciado botín de 1.396.655 electores que ME-O dejó en libertad de acción. La suma de ambos sectores identifica a 2.833.479 ciudadanos inscritos, 41% del electorado que en diciembre expresó algún grado de disconformidad con el sistema político imperante, de cúpulas partidarias omnipotentes y prácticamente estalinianas que existen en las tiendas de todo el espectro político. Si se agregan los 3.895.217 no inscritos existiría un 55,24% de chilenos mayores de 18 años con una visión por lo menos crítica del juego democrático y el rol de los barones de la política, o sea, 6.728.455 ciudadanos(as).
La encuesta reveló un 49% de insatisfechos con el funcionamiento de la democracia en Chile, contra 42% detectado en enero de 2006. Los satisfechos descendieron desde el 56% detectado hace 4 años a 49% en enero de 2010. Sólo 37% siente que lo representan determinados partidos políticos, cifra menor al 41% de 2006. Un 8% no respondió o dijo no saber si está representado, el doble del 4% de 2006.
El interés por la política también decreció y hoy vota menos gente que hace 21 años. En el plebiscito del SI o NO, que en 1988 aprobó el término de la dictadura de Pinochet, participó el 98% del padrón electoral, entonces de 7.435.913 electores, es decir, votaron 7.251.930 personas, incluyendo a quienes votaron nulo o en blanco. Veintiún años después, en diciembre pasado, la participación real descendió en 1%, a 7.221.880 electores, pese a que en más de dos décadas se inscribieron 849.273 nuevos votantes, para ingresar a un padrón que en más de dos décadas creció un modesto 9%, hoy con 8.110.265 electores. Los votos “válidamente emitidos”, que excluyen nulos y blancos, descendieron más de 2%: de 7.086.679 a 6.937.519. Desde la segunda vuelta de Michelle Bachelet en 2006 se registraron sólo 64.289 nuevos votantes.
Una de las exigencias de ME-O para apoyar a Frei fue una ley de inscripción automática y votación voluntaria (en futuras elecciones), y aunque el gobierno la envió al parlamento con urgencia, la iniciativa fue abortada por el derechista senador saliente ex DC Adolfo Zaldívar. Antes, el mismo proyecto fue bloqueado por los propios “lores” del oficialismo.
En el análisis de los resultados electorales de diciembre suele ignorarse la debilidad de Piñera en la primera vuelta comentó Lagos, al obtener escasos 3.056.526 votos, con 236.394 sufragios menos que en la segunda vuelta de 2006. Aquella vez, en primera vuelta la derecha (Piñera + Joaquín Lavín) alcanzó el 48% y en diciembre Piñera obtuvo apenas 44%.
El pinochetismo vive y colea
Un aspecto relevante de la encuesta, pero ignorado por los grandes medios, es la fortaleza del pinochetismo sin Pinochet, sustentada en la arena política por los dos partidos de derecha que apoyan a Piñera, la UDI y RN. El 86% de los votantes de Piñera que tenían derecho a voto en 1988 apoyaron al dictador, mientras 70% de los adherentes de Frei rechazó a Pinochet (los encuestados más jóvenes no votaban en 1988). Sólo 14% de votantes por Piñera estima que la dictadura de Pinochet fue mala, mientras lo mismo piensa el 81% de los votantes de Frei.
La dualidad negocios-política de Piñera es aceptada por el 62% de sus partidarios, mientras 27% opina que tiene un conflicto de intereses. La vigencia de la Concertación también está en entredicho y en los hechos ya se amplió al incorporar indirectamente a los comunistas. El 76% de los votantes de Frei dice que la Concertación se mantiene vigente, mientras el 80% de los votantes de Piñera sostiene lo contrario. Una consecuencia de esta elección sea cual fuere el resultado será por lo menos un aggiormiento de esa alianza.
Respecto al perfil ideológico “liberal versus conservador” de los candidatos, la gente considera más “liberal” a ME-O, “lo que a la vez dice mucho de su electorado”, comentó Lagos. Incluso, lo ven más “liberal” que al socialista disidente Jorge Arrate, mientras Frei y Piñera exhiben una valoración conservadora similar y “representan un Chile más conservador, como la mayoría del país”, reflexionó la socióloga. En la escala “liberal-conservador” de 0 a 10, ME-O registra 3,9, Arrate 4,2, Frei 7,41 y Piñera 10. Esta visión sitúa a Piñera en la extrema derecha y a Frei en el centro, que hoy se alude como “centro-izquierda”. (La derecha califica a Frei y a la Concertación como “izquierda”, con la intención evidente de activar el “miedo” cultivado por los grandes medios y los partidos de la extrema derecha).
En la escala de 0 a 10 “izquierda-derecha” ME-O se sitúa en 4,1, no muy lejos de Frei (4,76), aunque está cerca suyo en la escala “liberal-conservador”. Piñera fue valorado 8,92, muy cerca del 10, que para la encuesta es la derecha máxima. “En otras palabras, opinó Lagos, la escala “izquierda-derecha” nos dice menos sobre esta elección que la escala “liberal-conservador” (Arrate se ubica en el 1,6 “izquierda-derecha”). “Si en algún momento se dijo que no había mucha diferencia entre los candidatos, estos datos muestran todo lo contrario, los electores distinguen grandes diferencias entre ellos”, aseguró Lagos. “La campaña no ha reflejado en toda su dimensión estas diferencias. La política importa para los electores que eligen a su candidato por su pasado, por el sector en que están, por los valores que han defendido”.
Comentario final
Al parecer, mucha gente no asocia a Piñera con los peores males del capitalismo salvaje, porque según la encuesta internacional de la compañía británica GlobeScan, encargada por la BBC para "celebrar" en noviembre la caída del Muro de Berlín, entre 29.033 encuestados en 27 países los chilenos lideraron la postura por un gobierno más activo en el control del capitalismo salvaje: 9 de cada 10 encuestados pidieron más acción gubernamental en la redistribución de la riqueza, mientras 84% reclamó más acción del gobierno en la regulación del capitalismo y 72% abogó por más propiedad estatal en la economía, temas que en modo alguno están en la cabeza de Piñera.
La encuesta tuvo escasa difusión porque los resultados mostraron un rechazo mundial de 74% al capitalismo neoliberal tal como existe hoy, en contraste con la encuesta GlobeScan de 2005, que detectó en 20 países una mayoría de 63% favorable al capitalismo como el mejor sistema posible.
Estos fueron los resultados obtenidos en Chile:
91% opinó que el gobierno debe tener un rol más activo en la distribución uniforme de la riqueza, solamente 5% apoya un papel menos activo y 3% prefiere el rol actual.
84% pidió una mayor presencia del gobierno en la actividad reguladora del capitalismo, mientras 9% clama por un rol menor y 3% apoya el papel actual.
72% reclamó más control gubernamental de industrias importantes (minería, energía, etc.), mientras 11% quiere menos control y 9% prefiere el actual.
59% dijo que el colapso de la Unión Soviética fue positivo, mientras 11% estima que fue malo y 30% no ofreció respuestas.
48% declaró que el capitalismo de libre mercado libre tiene problemas que se deben resolver con más regulación y reformas, pero el 20% cree que se necesita un sistema distinto y apenas 5% estima que el mercado libre es aceptable sin cambios.
(*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.
La legitimidad del sistema democrático chileno deja mucho que desear, según las cifras electorales oficiales. La atención de los grandes medios se concentró en los porcentajes de Piñera y Frei, pero se ocultaron otros datos relevantes de la muestra: a diferencia de los miembros europeos y desarrollados de verdad de la OCDE, el nuevo socio de la organización de los países ricos carece de una prensa diaria independiente; los chilenos creen cada vez menos en la política y en los partidos; en diciembre de 2009 votó menos gente que en el plebiscito de 1988 y el pinochetismo sin Pinochet sigue vivo y coleando.
Los hechos más relevantes en vísperas de las elecciones chilenas del domingo fueron la encuesta Mori (Sebastián Piñera 50,9% y Eduardo Frei 49,1%), la “proyección” del Centro de Estudios Públicos (CEP) del poderoso grupo económico Matte difundida el viernes pero hecha “extrapolando” datos recogidos Šen octubre de 2009 (Piñera 53,5% y Frei 46,5%) y la decisión de Marco Enríquez-Ominami (ME-O) de apoyar al candidato oficialista “para cerrarle el paso a la derecha”. La noticia sobre la “proyección” del CEP extrapolada con datos con 3 meses de envejecimiento se aludió en los medios como “la última encuesta”, pero más parece una acción publicitaria encubierta, pensada para violar hábilmente la prohibición de propaganda política vigente desde el viernes.
La derecha, que tiene a su favor todos los grandes medios chilenos y extranjeros como CNN, cree que la encuestas o cualquier sucedáneo influye en el ánimo de los votantes. La encuesta Mori preguntó ¿influyen las encuestas en el voto de la gente? La respuesta del 19% fue que nada, 32% poco, 29% algo, 16% mucho y 4% no respondió.
La encuesta, difundida el 13 por la socióloga Marta Lagos, informó que la intención de voto del 40,8% de 1.200 personas mayores de 18 años consultadas “cara a cara” entre el 1 y el 9 de enero se pronunció a favor de Piñera, 39,4% dijo que votará por Frei, 7% votará nulo o blanco y 12,8% no vota, no sabe o no responde. Dejando fuera la abstención, votos nulos y blancos (que suman 19,8%), Piñera alcanzaría una estrecha mayoría absoluta de 50,9% (más de la mitad + 1 voto) que exige la ley, con una mínima ventaja de 1,8%, equivalente a 124.869 votos. Como el 1,8% resulta inferior al margen de error de 3% de la muestra, el guarismo puede variar abajo o arriba.
La pelea será voto a voto y captar electores de ME-O es crucial para ambos candidatos, principalmente porque después de conocida la encuesta el joven político decidió apoyar a Frei. La muestra se cerró el 9 y no cubrió los estados de ánimo creados por el debate por TV, ni el impacto de la adhesión de ME-O, cuya votación en diciembre fue de 20,1 %.
Después de la primera vuelta se difundieron tres encuestas de escasa credibilidad, ninguna “cara a cara” y todas vinculadas a diarios de El Mercurio y universidades de extrema derecha. La encuestadora Mori anticipó al ganador en las elecciones 1993, 2000 y 2006, en tanto la socióloga Lagos acertó en las elecciones de 1988, 1989 y 2003 desde la encuestadora Cerc: en 2006 dieron 53% a Bachelet (obtuvo 53,5%) y 47% a Piñera (alcanzó 46,5%).
Medios sin independencia
La encuesta también demuestra que en Chile no existe prensa diaria independiente. Sólo 17% dice que El Mercurio (de Agustín Edwards) y La Nación (del Estado) son independientes, mientras 22% atribuye “independencia” a La Tercera (de Álvaro Saieh). La mitad de la población no sabe o no responde si los diarios son independientes o no, explicó la responsable de la encuesta. Dijo: “Todo lo anterior muestra que Chile está lejos de tener una prensa “independiente” a los ojos de la población y esto vale la pena consignarlo en el momento en que Chile entra a la OECD, para poder medir la evolución de este importante indicador del grado de desarrollo de un país, cual es contar con prensa independiente”.
La decisión de ME-O de “cerrarle el paso a la derecha” fue valorada por Frei, pero criticada por ciertas cúpulas de la Concertación que la estimaron tardía o soberbia, porque no lo aludió por su nombre sino como “el candidato que obtuvo el 29,6%” en diciembre (1.003.012 votos menos que los 3.056.526 de Piñera).
Los votos ME-O son ahora más anhelados que nunca. Según la encuesta Mori, el 44% de sus 1.396.655 sufragios se volcarán a Frei, 20% a Piñera, 21% serán nulo/blanco y 15% no sabe o no votará. En segunda vuelta siempre vota menos gente que en la primera y esta vez, según la encuesta, el nivel histórico de 3% de votos blancos/nulos se elevaría a 7%, con 3% proveniente de electores ME-O. La encuesta, terminada dos días antes del último debate por TV, se difundió horas antes que ME-O anunciara que votaría por Frei y dejaba en libertad a sus adherentes, de modo que no registra el impacto de esos hechos. Lagos dijo que para revertir sus pronósticos debería volcarse a Frei la mitad de los votos nulo/blanco de ME-O. Y eso equivale a 143.813 sufragios, 18.944 votos más que la frágil ventaja atribuida a Piñera en la encuesta.
Legitimidad democrática cuestionable
La legitimidad del sistema democrático chileno es endeble, según las cifras electorales oficiales históricas citadas por la encuesta. En el juego democrático participa sólo el 59% de la población mayor de 18 años. El futuro presidente será elegido por 6.937.519 electores de un total de 12.180.403 ciudadanos potencialmente aptos para votar (el 31% no se ha inscrito).
La inscripción electoral es voluntaria, en cambio el acto de votar es obligatorio y, en teoría, no sufragar amerita una sanción. Existen 3.895.217 ciudadanos habilitado para elegir que no quieren inscribirse, y a este grupo debería añadirse el 12,8% de abstención (1.038.114 personas), y luego, sumar aquellos 284.369 que votaron en blanco (85.014) o nulo (199.355), cuya postura crítica ante la política de cogollos nunca se toma en cuenta.
La suma de no inscritos, inscritos renuentes a votar y quienes votan blanco/nulo representan el 41% de la población chilena apta para elegir a su presidente (a). En números redondos, 4 de cada 10 chilenos no se interesan en el juego. La magnitud de la no participación se parece demasiado a las cifras que invoca la dictadura de Honduras cuando reivindica la “legitimidad” de su parodia electoral.
Los electores que en diciembre se abstuvieron de votar, más quienes votaron blanco/nulo ascendieron a 1.436.824, cifra parecida al codiciado botín de 1.396.655 electores que ME-O dejó en libertad de acción. La suma de ambos sectores identifica a 2.833.479 ciudadanos inscritos, 41% del electorado que en diciembre expresó algún grado de disconformidad con el sistema político imperante, de cúpulas partidarias omnipotentes y prácticamente estalinianas que existen en las tiendas de todo el espectro político. Si se agregan los 3.895.217 no inscritos existiría un 55,24% de chilenos mayores de 18 años con una visión por lo menos crítica del juego democrático y el rol de los barones de la política, o sea, 6.728.455 ciudadanos(as).
La encuesta reveló un 49% de insatisfechos con el funcionamiento de la democracia en Chile, contra 42% detectado en enero de 2006. Los satisfechos descendieron desde el 56% detectado hace 4 años a 49% en enero de 2010. Sólo 37% siente que lo representan determinados partidos políticos, cifra menor al 41% de 2006. Un 8% no respondió o dijo no saber si está representado, el doble del 4% de 2006.
El interés por la política también decreció y hoy vota menos gente que hace 21 años. En el plebiscito del SI o NO, que en 1988 aprobó el término de la dictadura de Pinochet, participó el 98% del padrón electoral, entonces de 7.435.913 electores, es decir, votaron 7.251.930 personas, incluyendo a quienes votaron nulo o en blanco. Veintiún años después, en diciembre pasado, la participación real descendió en 1%, a 7.221.880 electores, pese a que en más de dos décadas se inscribieron 849.273 nuevos votantes, para ingresar a un padrón que en más de dos décadas creció un modesto 9%, hoy con 8.110.265 electores. Los votos “válidamente emitidos”, que excluyen nulos y blancos, descendieron más de 2%: de 7.086.679 a 6.937.519. Desde la segunda vuelta de Michelle Bachelet en 2006 se registraron sólo 64.289 nuevos votantes.
Una de las exigencias de ME-O para apoyar a Frei fue una ley de inscripción automática y votación voluntaria (en futuras elecciones), y aunque el gobierno la envió al parlamento con urgencia, la iniciativa fue abortada por el derechista senador saliente ex DC Adolfo Zaldívar. Antes, el mismo proyecto fue bloqueado por los propios “lores” del oficialismo.
En el análisis de los resultados electorales de diciembre suele ignorarse la debilidad de Piñera en la primera vuelta comentó Lagos, al obtener escasos 3.056.526 votos, con 236.394 sufragios menos que en la segunda vuelta de 2006. Aquella vez, en primera vuelta la derecha (Piñera + Joaquín Lavín) alcanzó el 48% y en diciembre Piñera obtuvo apenas 44%.
El pinochetismo vive y colea
Un aspecto relevante de la encuesta, pero ignorado por los grandes medios, es la fortaleza del pinochetismo sin Pinochet, sustentada en la arena política por los dos partidos de derecha que apoyan a Piñera, la UDI y RN. El 86% de los votantes de Piñera que tenían derecho a voto en 1988 apoyaron al dictador, mientras 70% de los adherentes de Frei rechazó a Pinochet (los encuestados más jóvenes no votaban en 1988). Sólo 14% de votantes por Piñera estima que la dictadura de Pinochet fue mala, mientras lo mismo piensa el 81% de los votantes de Frei.
La dualidad negocios-política de Piñera es aceptada por el 62% de sus partidarios, mientras 27% opina que tiene un conflicto de intereses. La vigencia de la Concertación también está en entredicho y en los hechos ya se amplió al incorporar indirectamente a los comunistas. El 76% de los votantes de Frei dice que la Concertación se mantiene vigente, mientras el 80% de los votantes de Piñera sostiene lo contrario. Una consecuencia de esta elección sea cual fuere el resultado será por lo menos un aggiormiento de esa alianza.
Respecto al perfil ideológico “liberal versus conservador” de los candidatos, la gente considera más “liberal” a ME-O, “lo que a la vez dice mucho de su electorado”, comentó Lagos. Incluso, lo ven más “liberal” que al socialista disidente Jorge Arrate, mientras Frei y Piñera exhiben una valoración conservadora similar y “representan un Chile más conservador, como la mayoría del país”, reflexionó la socióloga. En la escala “liberal-conservador” de 0 a 10, ME-O registra 3,9, Arrate 4,2, Frei 7,41 y Piñera 10. Esta visión sitúa a Piñera en la extrema derecha y a Frei en el centro, que hoy se alude como “centro-izquierda”. (La derecha califica a Frei y a la Concertación como “izquierda”, con la intención evidente de activar el “miedo” cultivado por los grandes medios y los partidos de la extrema derecha).
En la escala de 0 a 10 “izquierda-derecha” ME-O se sitúa en 4,1, no muy lejos de Frei (4,76), aunque está cerca suyo en la escala “liberal-conservador”. Piñera fue valorado 8,92, muy cerca del 10, que para la encuesta es la derecha máxima. “En otras palabras, opinó Lagos, la escala “izquierda-derecha” nos dice menos sobre esta elección que la escala “liberal-conservador” (Arrate se ubica en el 1,6 “izquierda-derecha”). “Si en algún momento se dijo que no había mucha diferencia entre los candidatos, estos datos muestran todo lo contrario, los electores distinguen grandes diferencias entre ellos”, aseguró Lagos. “La campaña no ha reflejado en toda su dimensión estas diferencias. La política importa para los electores que eligen a su candidato por su pasado, por el sector en que están, por los valores que han defendido”.
Comentario final
Al parecer, mucha gente no asocia a Piñera con los peores males del capitalismo salvaje, porque según la encuesta internacional de la compañía británica GlobeScan, encargada por la BBC para "celebrar" en noviembre la caída del Muro de Berlín, entre 29.033 encuestados en 27 países los chilenos lideraron la postura por un gobierno más activo en el control del capitalismo salvaje: 9 de cada 10 encuestados pidieron más acción gubernamental en la redistribución de la riqueza, mientras 84% reclamó más acción del gobierno en la regulación del capitalismo y 72% abogó por más propiedad estatal en la economía, temas que en modo alguno están en la cabeza de Piñera.
La encuesta tuvo escasa difusión porque los resultados mostraron un rechazo mundial de 74% al capitalismo neoliberal tal como existe hoy, en contraste con la encuesta GlobeScan de 2005, que detectó en 20 países una mayoría de 63% favorable al capitalismo como el mejor sistema posible.
Estos fueron los resultados obtenidos en Chile:
91% opinó que el gobierno debe tener un rol más activo en la distribución uniforme de la riqueza, solamente 5% apoya un papel menos activo y 3% prefiere el rol actual.
84% pidió una mayor presencia del gobierno en la actividad reguladora del capitalismo, mientras 9% clama por un rol menor y 3% apoya el papel actual.
72% reclamó más control gubernamental de industrias importantes (minería, energía, etc.), mientras 11% quiere menos control y 9% prefiere el actual.
59% dijo que el colapso de la Unión Soviética fue positivo, mientras 11% estima que fue malo y 30% no ofreció respuestas.
48% declaró que el capitalismo de libre mercado libre tiene problemas que se deben resolver con más regulación y reformas, pero el 20% cree que se necesita un sistema distinto y apenas 5% estima que el mercado libre es aceptable sin cambios.
(*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.
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