martes, 9 de marzo de 2010

VENTAJAS DE TENER UN PRESIDENTE TUERTO

Camilo Taufic

Medidas simples, pero efectivas. Por ejemplo, la casa de Neruda llamada “La Sebastiana” pasa a llamarse “El Sebastián”. Ya basta de tanto feminismo.

Partimos de dos premisas. Primero: en el país de los ciegos, el tuerto es Rey. Segundo: en un acto de increíble ceguera política, elegimos como Presidente a Sebastián Piñera. Empieza de inmediato a cumplir su programa, con diversas ventajas para la ciudadanía, y también para los giles que no votan.

1. Fin de la delincuencia. Los diarios de derecha y todos los canales de TV abierta (incluso el que te dije), dejan de magnificar asaltos al almacén de la esquina, a la casa de Perico de los Palotes, el robo de autos y los carterazos en la Estación Central. Resultado: baja en 60% el índice de ilícitos. Si, además, Piñera convence a los grandes medios derechistas para que no sigan enseñando a robar cajeros automáticos, a inutilizar las alarmas y a estafar a medio mundo, como lo hacen todos los días por las pantallas (¡y díganme que no!), el índice baja en 80%. Para él es fácil, porque es del mismo bando.

2. Un millón de empleos. Mediante la “flexibilización laboral” se despide a lo largo de su gobierno a 2 millones de trabajadores con pega estable, y se los va recontratando de a poco, por un par de horas al día. Digamos unos 300 mil al año. Al terminar el período, un millón de empleos nuevos, entre los que entran y los que salen. Palabra de empresario.

3. Política cultural. Medidas simples, pero efectivas. Por ejemplo, la casa de Neruda llamada “La Sebastiana” pasa a llamarse “El Sebastián”. Ya basta de tanto feminismo. Además, se disminuye fuertemente el precio de la entrada, porque ¡hay que ver cuánto están cobrando estos comunistas!

4. Municipalización de los carabineros. ¿Por qué un país que se atrevió a entregar a centenares de alcaldes iletrados la conducción de la educación pública no podría abandonar a los caprichos de los caciques locales la fuerza policial, que así participaría de los pequeños conflictos y rivalidades locales, que son tan entretenidos, ligándose a los problemas que en realidad le interesan a la gente? Claro es que se correría el riesgo de que a los carabineros de repente no les pagaran, como a los profesores. Para eso, se dejaría incólume a las Fuerzas Especiales, cuya sede nacional se trasladaría a Lumaco. Alcalde que no pague en fecha, luma con él, caramba, y vamos adelante con la descentralización y las limitaciones al Estado.

5. Hermandad con el Perú. La familia de Piñera es originaria del Perú, por la rama materna, los Echenique, según los biógrafos oficiales del candidato. Se habría instalado en La Serena y Copiapó en 1837, pero… ¿estará bien escrita la fecha? Todos vimos las entrevistas a cada presidenciable de Don Francisco, y en una vieja película familiar de 8 mm -usada como cuña-, aparecía la señora madre de don Sebastián hablando con un acento que a mí me pareció ligeramente limeño, aunque puede tratarse de fallas de mi oído, quizás... (Hubo millones de auditores). ¿Qué más se quisiera Alan García, no?

6. Adiós a la puerta giratoria. “Yo le voy a poner candado” -dijo Piñera. Perfecto; ningún malandro sale, pero tampoco ninguno entra. Salvo que fomente la importación de candados de goma… También se los podría usar en las farmacias clausuradas, digo yo.

7. Fin del conflicto mapuche. Aquí el éxito de un posible gobierno de Piñera (donde sólo funcionará el ojo derecho) está asegurado, en primer lugar porque en el corazón mismo del alzamiento araucano, la comuna de Ercilla, distrito 48, la brasa ardiente de los fundos incendiados, el tronco y la roca del corte de caminos, la centelleante ráfaga del asalto y quema de camiones, la quintaesencia de la revolución indígena… ¿quién ganó? La coalición derechista, ¡con más de 66% de los votos! Ya no más echarles la culpa a los enviados de la ETA, a los instructores de las FARC, a los fondos secretos de Hugo Chávez, a la Coordinadora Arauco-Malleco, como hacen estos inútiles de la Concertación encargados del caso (salvo que los piñeristas hayan cambiado para sí los votos nulos). Entretanto, y mientras no se pruebe lo contrario, donde dice “indios” léase “momios”; y para los sorprendidos, donde decía Ercilla léase “Qué Pasa”. El asunto se arreglará entre correligionarios. Por lo pronto, se le cambiará nombre al lago Budi. Será de ahora en más el lago UDI. Renaico pasará a llamarse RN-aico… Obvio… ¿No querían cambios? Voten por el tuerto y verán.

Publicado en: http://prontus.lanacion.cl

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