martes, 9 de marzo de 2010

LA ELECCIÓN DEL TOQUI DE CHILE

Pablo Huneeus

Bajo la máscara de una institucionalidad democrática, Chile es una sociedad tribal donde los distintos clanes compiten por festinarse el mamut lanudo que da para todo.
Este elefantiásico cuadrúpedo de la era glacial, el legendario “mamuthus primigenius” de 4 metros de alto y diez toneladas de peso, devoraba bosques enteros de helechos gigantes, y se defendía del frío con una coraza de lana trenzada de 90 cm. de espesor bajo la cual había otra capa de manteca, además de su sabrosa carne que no había problema en guardar en la nevera natural del frío mundo.
Tanta proteína junta fue por millones de años la presa favorita de clanes salvajes que, a la usanza del jaguar y la piraña, depredan para comer. Aunque el cultivo de la tierra y de las artes en los últimos milenios ha ido sustituyendo la cacería como medio de subsistencia, tanto tiempo dedicado a la persecución y acoso de inocentes ha dejado su huella en la especie.
En primer lugar está la familia, que nace como la primera organización humana destinada a cazar. Unos acechan la presa, otros baten tambores para arriarla hacia el despeñadero, y todos le dan lanzazos hasta desangrarla. Familia que asalta unida, permanece unida.
Siempre, sí, que la víctima no sea muy grande. ¿Cómo apartar un bisonte de la manada? ¿Qué hacer con una jirafa? Y ese magnífico, sabrosísimo y bestial mamut allá en la lontananza ¿cómo voltearlo?, se pregunta el cavernícola frente a la cueva llena de críos hambrientos.
Un garrote no basta, ni dos, ni veinte, dice el hombre de Neandertal. Pero si nuestra familia se asocia con la del lado formamos un clan. Aunado nuestro clan con los cuarenta economistas de la cueva de Ali Babá, ya somos una tribu. Las tribus unidas jamás serán vencidas, menos si entre todas asaltan al mamut.
Coordinar las tribus, apaciguar las rivalidades entre los clanes y dejarle a cada cual sacar su tajada, es lo que hoy llamamos política.
¿Cómo hacer para que la familia Pinochet deje a los demás comer?
¿No le basta a los Piñera Echenique con todo lo que tienen? ¿Acaso el clan Aylwin, Soledad Alvear, Gute & Co, va a desbancar del festín al resto de la tribu DC? La cosa nostra socialista ¿sin dietas ni prebendas ¡jamás! ¿Y la tribu militar?, mejor asegurarle lomo y filete.
Cambia, todo cambia. La evolución de las especies ha llevado a la lanuda bestia a no valerse más de la trompa para lanzarle agua a los manifestantes ni a recurrir a sus colmillos para esquilmar. Para eso está el camión antimotines e Impuestos Internos. Hasta de nombre ha cambiado: Estado, le dicen unos. Gobierno para los amigos, ubre fiscal para los asomados, o simplemente plata.
Plata segura y constante, dietas parlamentarias, sobornos, sueldos a la cuenta corriente y sobresueldos en billetes al bolsillo, puestos rentables por estar ahí no más, nichos inamovibles para el mediocre, jubilaciones, comisiones por ventas de armas, becas, apropiación de bienes públicos, viajes pagados a Europa, y saqueos de fondos sean para el deporte, los ferrocarriles o los indígenas, da igual, es plata.
O sea, bajo nuevas apariencias la finalidad última del juego político sigue siendo alimentarse, el mastique a todo evento, aún cuando lleve a la obesidad mórbida de unos y a la flacura existencial de los demás.
Ahora bien, atrapar y luego festinarse al frondoso mamut cuesta. Requiere primero de yanaconas dispuestos a trabajar por bolitas de dulce, miles y miles que muevan las industrias y se conformen con entrar callados y salir mudos.
Luego, a falta de pan hay que darles ánimo. Y para eso, nada mejor que la sensación de que se les toma en cuenta. Elección ¡vean!, yo decido.
¿Decido qué, entre quienes? A igual que en tiempos del hombre prehistórico, los jefes tribales se ponen de acuerdo para designar, con gran algarabía, a un cacique como toqui supremo de la etnia. Es la cabeza visible, el ungido de Dios, que da la cara mientras los poderes fácticos así lo estimen.
Período presidencial se llama ahora, e igual que entonces, el tema clave es el reparto del trofeo. Son cuatro aspirantes al cetro, todos de probada raigambre en el sistema tribal, cuatro patas del mismo animal que come bosques y pisa fuerte.
Moraleja: vienen por lana y nos dejan trasquilados.

Publicado en: http://www.granvalparaiso.cl/

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